El Cielo y el Infierno


Lo que todos sabemos es la teoría de que, al morir, si hemos sido buenos vamos al cielo y si hemos sido malos nos vamos al infierno. La mayoría de cristianos dan por sentada tal afirmación sin saber lo que realmente dice la Biblia al respecto. En este estudio se invita al lector a escudriñar las Escrituras para conocer la verdad al respecto:

ü  El estado de los muertos según las Escrituras

5 Porque los vivos saben que han de morir, pero los muertos no saben nada ni esperan nada, pues su memoria cae en el olvido. 6 Sus amores, odios y pasiones llegan a su fin, y nunca más vuelven a tener parte en nada de lo que se hace en esta vida.
Eclesiastés 9:5-6 – NVI

Los muertos no saben nada, no pueden recordar ya que su memoria ha caído en el olvido, no pueden pensar, no razonan, etc. No tienen sentimientos como podemos apreciar en este texto, no regresan de ninguna manera a la tierra, ni pueden tener “parte en nada” de lo que existe en la tierra.

10            El hombre, en cambio, muere y pierde su fuerza;
               exhala el último suspiro, y deja de existir.
11            Y así como del mar desaparece el agua,
               y los ríos se agotan y se secan,
12            así los mortales, cuando se acuestan,
               no se vuelven a levantar.
Mientras exista el cielo,
               no se levantarán los mortales
               ni se despertarán de su sueño.
Job 14:10-12 – NVI
21            Si sus hijos reciben honores, él no lo sabe;
si se les humilla, él no se da cuenta.
Job 14:21 – NVI

Estas citas, prácticamente dicen lo mismo: el ser humano al morir deja de existir, no puede levantarse, ni despertar de su “sueño”, al morir no sabe nada de lo que pasa en la tierra, no tiene ningún contacto con sus seres queridos, no se da cuenta de nada.

He buscado en la Biblia algún texto que diga que los seres humanos continúan experimentando emociones al morir, que pueden hablar, que pueden ver a sus familiares o interceder por ellos, que se encuentran en un lugar de reposo o de castigo.

Sin embargo, hasta ahora no he encontrado ninguno (y nadie ha podido encontrar uno). Por lo tanto, lo único que se puede afirmar, según las Escrituras, es que los muertos no están en el cielo o en el infierno, su cuerpo físico a través de descomposiciones químicas ha sido deshecho y su espíritu está en poder de Dios:

Volverá entonces el polvo a la tierra,
    como antes fue,
y el espíritu volverá a Dios,
    que es quien lo dio.
Eclesiastés 12:7 – NVI

Note que en este texto no dice que el ser humano ha llegado al cielo (“el espíritu volverá a Dios”), a un lugar de reposo o premio por portarse bien, ya que ese pasaje bíblico aplica tanto para justos e injustos, el contexto del pasaje es aprovechar la juventud para acordarnos de nuestro Creador, no esperar hasta la vejez o la muerte para arrepentirse del mal camino.

ü  ¿Los héroes de la fe están en el cielo?

Al decir “héroes de la fe” se hace referencia a todos aquellos que se mencionan en Hebreos 11: Abel, Enoc, Noé, Abraham, Isaac, Jacob, José, Moisés, Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, etc.

Si fuera cierto que los buenos van al cielo, entonces todos ellos seguramente estarían en el cielo, pero las escrituras dicen lo siguiente:

13 Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra.
Hebreos 11:13 – NVI

39 Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. 40 Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor.
Hebreos 11:39-40 – NVI

Ninguno de ellos está en el cielo, ninguno de ellos ha recibido el premio por su fe. La razón por la que ellos no han recibido el premio (las promesas) es para que “no llegaran a meta antes que nosotros”, es decir: todos los redimidos recibirán el mismo premio al mismo tiempo. No es al momento de morir que van al cielo entonces.

ü  El momento de recibir la recompensa

El Apóstol Pablo escribió lo siguiente referente a la resurrección de los muertos:

50 Les declaro, hermanos, que el cuerpo mortal no puede heredar el reino de Dios, ni lo corruptible puede heredar lo incorruptible. 51 Fíjense bien en el misterio que les voy a revelar: No todos moriremos, pero todos seremos transformados, 52 en un instante, en un abrir y cerrar de ojos, al toque final de la trompeta. Pues sonará la trompeta y los muertos resucitarán con un cuerpo incorruptible, y nosotros seremos transformados.
1 Corintios 15:50-52

Lo que sucederá el día que nuestro Salvador regrese a la tierra es que al toque final de la trompeta los muertos resucitaran, ¿Cuáles muertos? Todos lo que han muerto con la fe en el Mesías, incluidos los héroes de la fe de Hebreos 11. Se les dará un cuerpo incorruptible para que puedan heredar el reino de Dios. Esto también concuerda con lo expresado anteriormente: los muertos buenos no van al cielo, ni existen ningún humano en el cielo en este momento.

Lo anterior es algo que el rey David lo sabía perfectamente:

Pero Dios me rescatará de las garras del sepulcro y con él me llevará.
Salmo 49:15 – NVI
David sabía que iba a morir, no que iba a ir al cielo. Sabía que sería tomado del sepulcro en el regreso del nuestro Salvador a la Tierra y sería llevado con Él al Reino del Mesías sobre la Tierra. Las escrituras contradicen la creencia de la ida al cielo al morir.

La Biblia dice claramente lo siguiente:

¿Quién ha subido a los cielos
    y descendido de ellos?
¿Quién puede atrapar el viento en su puño
    o envolver el mar en su manto?
¿Quién ha establecido los límites de la tierra?
    ¿Quién conoce su nombre o el de su hijo?
Proverbios 30:4 – NVI

Nadie ha subido jamás al cielo sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre.
Juan 3:13 – NVI

No existe ningún ser humano que al morir haya ido al cielo, el único que subió al cielo fue nuestro Salvador, el cual descendió a la Tierra para morir por nuestras transgresiones.

Es momento de sacarse esa idea de la cabeza de que al morir si somos buenos vamos al cielo automáticamente. Esa idea sale de las mentes humanas no del pensamiento de nuestro Creador.

ü  Entonces los malos, ¿están en el infierno?

Tampoco, no existe un ser humano que esté sufriendo en el infierno. La palabra infierno realmente significa tumba, sepulcro, sepultura.

En el Antiguo Testamento la palabra utilizada para referirse al infierno es “Seol”.

Ø  La Concordancia de Strong:
H7585 – שְׁאוֹל: sheól o שְׁאֹל sheól; de H7592; hades o mundo de los muertos (como si fuera retiro subterráneo), incl. sus accesorios y reclusos allí. tumba, Seol, pozo.

En el Nuevo Testamento tres palabras fueron traducidas como infierno: gehena, hades, y tártaros.

Ø  Diccionario Swanson:
γέεννα (geenna), ης (ēs), ἡ (hē): s.fem.; ≡ DBLHebr 1628 + 2183; Strong 1067; TDNT 1.657-LN 1.21 infierno, Hades, una traducción helénica del hebreo “Valle del Hinom”. Una quebrada al sur oeste del Monte del Templo en Jerusalén. Un lugar donde se quemaba basura y desperdicios que ardían constantemente, de allí la extensión figurativa de lugar de eterno castigo (Mat 5:22, Mat 5:29; Mat 10:28; Mat 23:15, Mat 23:33; Mar 9:43; Luc 12:5; Stg 3:6)

Ø  Concordancia de Strong:
G86 – ᾅδης: hades de G1 (como partícula negativa) y G1492; propiamente no visto, i.e. «Hades» o el lugar (estado) de las almas que han partido: Hades, sepulcro, infierno.

Ø  Diccionario Swanson:
ταρταρόω (tartaroō): vb.; ≡ Strong 5020- LN 1.25 arrojar al infierno, literalmente, mantener cautivo en el Tártaro (2Pe 2:4+)

Todas las referencias de diccionarios y concordancias nos muestran que la palabra infierno significa el lugar donde se coloca un cadáver al momento de morir, nada más que eso.

Gehena, era un basurero a cielo abierto, ubicado en el Valle de Hinom, donde se quemaban basura, desperdicios, animales muertos y los cuerpos de criminales que habían sido ejecutados.

Hades según la mitología griega era el dios de los muertos y representaba el lugar donde iban los muertos, pero eso no es más que una creencia pagana.

Tártaro es un profundo abismo usado como una mazmorra de sufrimiento y una prisión para los titanes (gigantes, mitad humano y mitad divinos – mitología griega) y esa palabra es utilizada únicamente en 2 Pedro 2:4 para referirse a ángeles que pecaron, pero ese es otro tema.

Así como los buenos no van al cielo, los malos no van al infierno. Lo que les sucederá a los que no reconocieron al Mesías como su salvador es lo siguiente:

11 Luego vi un gran trono blanco y a alguien que estaba sentado en él. De su presencia huyeron la tierra y el cielo, sin dejar rastro alguno. 12 Vi también a los muertos, grandes y pequeños, de pie delante del trono. Se abrieron unos libros, y luego otro, que es el libro de la vida. Los muertos fueron juzgados según lo que habían hecho, conforme a lo que estaba escrito en los libros. 13 El mar devolvió sus muertos; la muerte y el infierno devolvieron los suyos; y cada uno fue juzgado según lo que había hecho. 14 La muerte y el infierno fueron arrojados al lago de fuego. Este lago de fuego es la muerte segunda. 15 Aquel cuyo nombre no estaba escrito en el libro de la vida era arrojado al lago de fuego.
Apocalipsis 20:11-15 – NVI

Todos estos muertos son los “malos”, por así decirlo, los que merecen un castigo por no obedecer a nuestro Creador, este es el juicio final. “El mar devolvió sus muertos; la muerte y el infierno devolvieron los suyos”, el infierno también devolvió a los muertos que se encontraban en su interior, es decir, la sepultura devolvió a los que fueron puestos en ella.

Si fuera cierto que los malos van al infierno al morir, entonces ya habrían sido juzgados y por lo tanto no tendría sentido que volvieran a ser juzgados y castigados; el infierno entonces devolvería a todos los que han sido atormentados desde el momento que murieron hasta este juicio. No tiene sentido, verdad.

El castigo para los desobedientes no es el “infierno” sino el lago de fuego, donde serán arrojados, junto a la muerte y al sepulcro.

El castigo para los desobedientes será así como la recompensa para los redimidos: al mismo tiempo todos los redimidos serán transformados, estén vivos o muertos (1 Co 15:50-52); al mismo tiempo todos los desobedientes serán juzgados y arrojados al lago de fuego. En dos momentos diferentes: inicialmente ocurrirá la primera resurrección y luego de un largo periodo de tiempo será el juicio final.

Según las Sagradas Escrituras:
  • Un lugar celestial al cual van los muertos buenos no existe.
  • Un lugar de castigo (infierno) donde van los muertos malos tampoco existe.
Lo que si dice la Biblia es que existirá un reino en el cual van a morar todos aquellos que hicieron la voluntad de nuestro Padre y llegara el día en que los que le desobedecieron serán juzgados y arrojados a un lago de fuego.

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